En el monte mejor que en casa: febrero 2015

LA CABRA GRAFITERA Y MURALISTA

Tengo suerte de haber vivido los años 80 y mucha màs suerte por haber "sobrevivido"a ella.
No todos pueden decir lo mismo. Los ochenta fueron canallas, nocturnos, traicioneros, pandilleros, porretas,y poetas, Con mucha droga, sexo y rockanrol. Para mi: mucho rockanrol, más porros de los que quería y menos sexo del deseado.

Madrid fue un hervidero cultural. tanto en la calle como en cualquier localucho en que entrase un grupeto y tres personas dispuesta a tomarse dos cervezas y oírlos hacer ruido. La cuestión era decir que habías visto al grupo tal y que iban ser la ostia en unos meses. Y efectivamente podian serlo. Unos cuantos grupos cuajaron así.. Cualquiera exponía, cantaba, pintaba, bailaba, fotografiaba. No importaba que fueras bueno o malo. Todo valía porque había ganas de cosas nuevas, de que entrara en la ciudad un aire nuevo que borrara el sabor a rancio de tiempos pasados y de alcaldes sosos. Gracias Alcalde Tierno por poner a Madrid en el mapa¡¡¡Madrid era el foro. O estabas o no existías. Todos venían a Madrid, y todos no eran lo suficiente para calmar el hambre de cultura urbana que se vivía. Madrid descansaba un poquito por el día, del meneo que sufría por la noche.

Fachada Tabacalera. Lavapies

En cualquier lugar había un concierto de cuatro amigos que decían que cantaban .Las asociaciones de vecinos daban cobijo a "todios"que supiera sostener una guitarra en sus manos y fuera capaz de golpear una bateria. ¡Que frenesí¡
La música de la movida me marcó para siempre. De igual manera me marco un arte nuevo, callejero, espontaneo y peligroso que nadie sabe de donde vino. Se supone que de los barrios marginales de Nueva York. El caso es que en Madrid se manifestó de una manera bestial. No había pared, fachada , cierre, puentes e incluso vagones de suburbano (como se llamaba entonces) que se libraran de este fenómeno. Algunas veces obras de arte, otras una simple tachadura en una pared descascarillada , otras un grito de desesperación en una puerta de algún negocio, y otras una firma en osos y madroños.
Recuerdo recorrer las calles del "foro" (Madrid) en busca de alguna pintada nueva, algún osado nuevo que se hubiera atrevido a desafiar a la autoridad y hubiera dejado su firma. Si encontraba alguna de Muelle ya era la ostia. Podía quedarme minutos y minutos contemplando aquella firma.que hoy valdría una millonada y habría que ir a alguna galeria a contemplarla.
Pérez Reverte se ha atrevido con este ¿arte urabano?en una de sus últimas novelas "El francotirador paciente" que relata el vivir y sentir de estos pintores, gamberros, artistas. Sin definición.

Fachada Tabacalera. Lavapies

Esos grafitis abarcaban desde el estilizado pincel (aerosol) hasta la brocha gorda. Lo mismo valía una protesta en una pared inmaculada que un simple trazo gamberro en una fachada de comunidad de vecinos recién pintada de blanco.
La gente deseosa de manifestarse, gritar, queria manifestar que :"estoy vivo y quiero hacer cosas".
Hoy sigue aquello que nació en los ochenta, pero ya no mantiene ese tono fresco, espontaneo. Y el aspecto reivindicativo ochentero, se ha convertido en un destrozo sin piedad.
Sigo buscando paredes pintadas por estos artistas y me sigo quedando parado contemplando sus trabajos.
En estos tiempos seguimos protestando como entonces y pintamos para gritar. Seguramente un buen mural protesta sea más efectivo que las manifestaciones populares que hay dia a día en nuestro querido Madrid.
Hoy estos artistas utilizan sus dotes para vivir de él. Es su medio de vida y con ello nos alegran la vista cuando pasamos por delante de esas antes tristes paredes o esas fachadas que no decían nada y ahora te llaman. O te hacen parar y reflexionar sobre lo que acontece en tu sociedad.